viernes, 27 de mayo de 2016

INSTRUCCIONES DE VUELO

Hoy, en la celebración del Día de la Educación Aragonesa, con un programa de actos muy intreresante, se ha leído en voz alta este hermoso poema de Jesús Munárriz, que por mi parte quiero dedicar a todos mis alumnos de segundo de Bachillerato que terminaron el curso ayer y emprenderán en breve un nuevo vuelo... Si seguís los consejos que se recogen en el poema, seguro que el viaje será dichoso y fructífero. Un abrazo enorme para todos.


INSTRUCCIONES DE VUELO
A mi hija Gabriela

Ahora que te echas a volar
a la dudosa luz del alba
sin otro asidero ni guía
que los de tu propia mirada


y vas a tener que aprender
a distinguir filón de ganga,
a abrirte paso, a situarte,
a resistir la marejada,
escoge bien a las personas
con las que emprendas tu jornada:
tu vida es tuya, nunca cedas
si otros quieren arrebatártela.

Un buen amigo es un tesoro,
el malo es peor que chatarra;
elige bien, recuerda siempre
que las apariencias engañan.

Tras simpatías y sonrisas
puede anidar la puñalada;
ni rostro ni voz ni expresión
son siempre el espejo del alma.

No te guíes por etiquetas,
haz poco caso de las marcas,
fíate más del corazón
y de las obras, que no fallan.


Yo he escuchado a más de un buenazo
defendiendo ideas bastardas
y a redomados sinvergüenzas
predicando hermosas palabras.

Hay buena gente en todas partes
y en todas partes hay canallas,
en las iglesias, los partidos,
en los palacios, las cabañas;

no es el color el responsable
de la buena o la mala entraña:
rojos, azules, blancos, negros,
en todas partes cuecen habas.

Tú piensa a dónde quieres ir,
en si es tu elección la adecuada,
y en el esfuerzo y el valor
y la paciencia necesarias.

Sé siempre fiel a la verdad,
nunca te engañes, no hagas trampas;
en tu interior habla una voz
veraz, no dejes de escucharla.

La vida es harto caprichosa,
imprevisible y arbitraria,
por eso conviene actuar
con decisión, plantarle cara.

No es bueno dejarse llevar,
la corriente todo lo arrastra,
hay que aguantar firme el timón
si quieres conducir la barca.

Procura hacer las cosas bien
en tu trabajo, hagas lo que hagas;
la obra bien hecha es la mejor
presentación y la más clara.

Es buena la imaginación,
vuelve las cosas menos chatas,
pero a veces la fantasía
juega también malas pasadas.

No te distraigas con señuelos
y no te pierdas por las ramas;
tú a lo tuyo con decisión,
perspectiva y perseverancia.

Ni cicatera timidez
ni osadía injustificada:
que no te falte la prudencia
ni te abandone la constancia.

Pon cuanto puedas de tu parte
para triunfar en la jugada;
la vida es sueño, el soñador
que mejor sueña es quien la gana.

Aunque te hieran, tú no hieras,
tampoco engañes si te engañan;
huye de la provocación;
porque otros hacen, tú no hagas.

No te olvides de cuando eras
inocente; brota en la infancia
un manantial que nunca cesa:
calma tu sed con esa agua.

Nada es el alma sin el cuerpo,
poco es el cuerpo falto de alma;
vive mientras puedas vivir,
puede que después no haya nada.

A la suerte, échale una mano
si viene bien encaminada,
y si se tuerce, échale un pulso,
que no te achante por ser mala.

Y nunca olvides el amor,
motor del mundo: arriesga y ama.
Ayuda a ser felices a otros,
verás tu dicha en su mirada.

Y si te aman, como esperas
y deseo, si eres amada,
entra en la guerra del amor
y emplea tus mejores armas

en la conquista y la defensa
de la dicha; aprésala, abrázala,
no hay pelea más digna que esa
ni hay mejor campo de batalla.

La vida, la vida, la vida
te está esperando; ve a buscarla,
descúbrela, disfrútala,
emprende el vuelo, abre tus alas.

jueves, 26 de mayo de 2016

FOTOGRAFÍAS DEL COLOQUIO CON DAVID LOZANO

Mientras vais acabando los trabajos sobre Donde surgen las sombras, os dejo como recuerdo las fotos del coloquio que los alumnos de 3º de ESO mantuvisteis con el escritor David Lozano el pasado 20 de mayo.

martes, 17 de mayo de 2016

«ME SUENA A ESPAÑOL»

Para los más interesados en el origen
 de algunas palabras y expresiones del
castellano, este libro (en dos volúmenes) de
Néstor Luján satisfará vuestra curiosidad.
Nuestra expresión «me suena a chino» sirve para referirse a algo que no entendemos cuando se nos dice. Cada lengua ha creado su expresión para nombrar este fenómeno: los alemanes, por ejemplo, dicen  «das kommt mir Spanisch vor» ("me suena a español") y no son los únicos... Esto sucede especialmente en aquellas expresiones propias y modismos de cada idioma que resultan de imposible traducción literal a otras lenguas: «haber gato encerrado», «beber los vientos», «de tiros largos», «dar la matraca», hacer pinitos», «moros en la costa»,...
A continuación os dejo este artículo de Elena Horrillo, aparecido en El País de hoy, en el que se da cuenta del origen y del significado de alguna de estas expresiones tan difíciles para los que aprenden nuestro idioma y desconocidas a veces para los propios hablantes del castellano. Espero que el texto os resulte curioso e instructivo.


A ver quién traduce esto: 14 expresiones que solo entendemos los españoles


Encontramos algunas de las razones por las que los alemanes usan nuestro idioma para decir “me suena a chino"



Digan lo que digan las matemáticas, a veces en una suma de componentes el resultado final no tiene nada que ver con los elementos iniciales. Como muestra, varios ejemplos: "Hay ropa tendida", "estar a dos velas" o "ponerse las botas". Son expresiones en español que tienen en común que su significado no es la suma de los significados de las palabras que la componen. Eso y ser un caos para traductores, estudiantes de Erasmus y extranjeros en general.

“Su significado tiene sobre todo contenido cultural y social. Está intrínsecamente unido a la idiosincrasia local”, explica la lexicógrafa de la Fundéu Celia Villar. Y pone de ejemplo el archiconocido "timo de la estampita" que la RAE reconoce como expresión coloquial, sinónimo de timo. “Un alemán, por ejemplo, no lo entiende, pero no por el significado de la expresión en sí, sino porque el concepto de timo no es tan habitual como para haber tenido la necesidad de crear una expresión que lo defina”, asegura Villar.

Son construcciones que existen en casi todos los idiomas. Cuando para los españoles caen "chuzos de punta" para los ingleses ‘rain cats and dogs’ (literalmente "llueven gatos y perros"); y mientras los españoles tenemos "resaca", los alemanes "einen kater haben" (exactamente "tienen un gato"). Ante estas cómicas traducciones se encontraron Ignacio Ochoa y Federico López Socasau que decidieron enfrentarse a estos giros lingüísticos con un poco de humor. Escribieron From lost to the river, haciendo el juego con la expresión "de perdidos al río", en el que interpretan al inglés de modo literal esos modismos que realmente son intraducibles. Así "dorar la píldora" se convertía en "to plat the pill" o "tontolaba" como "sillybean". Este pseudolenguaje ha dado para dos libros más –Like fish in the water (Como pez en el agua) y Like fish in the water (Reloaded)- y es para Ochoa la “fórmula redonda para que los que nunca aprendieron ni aprenderán inglés tengan en su mano la más sutil de las venganzas”.

Estos giros son particularmente abundantes en español; no en vano, los alemanes usan "das kommt mir Spanisch vor" (me suena a español) en vez de nuestro "me suena a chino". Así pues, hemos recopilado algunas de esas expresiones a fin de facilitar, solo un poco, el conocimiento de la lengua de Cervantes a los sufridos extranjeros.

Dorar la píldora. Antes de que la mayoría de las píldoras tuvieran el recubrimiento insípido con el que cuentan hoy en día, los farmacéuticos las doraban con sustancias dulces que dejaban una costra exterior mucho más apetecible. De ahí su significado de adornar o edulcorar una situación.

La ocasión la pintan calva. Las oportunidades nada tienen que ver con la cabellera, pero lo cierto es que Fidias, el escultor griego, representó calva a la diosa Ocasión, aunque solo en la zona de la nuca. Era una forma de expresar que si se aprovechaba el momento -de frente- se la podía coger de los cabellos pero una vez pasada ya no era posible.

Ponerse las botas. Se refiere normalmente a comer copiosamente o a realizar alguna cosa de una manera opulenta. Su origen tiene que ver directamente con el calzado ya que las botas, normalmente hechas de piel, solo estaban al alcance de las clases más ricas, así que su posesión se ha relacionado con la abundancia.

Hay ropa tendida. Aparte de una situación habitual y eterna en todo piso de estudiantes que se precie, la referencia a la ropa tendida se hace cuando puede haber alguien que no debería escuchar una conversación. Era una expresión habitual en las prisiones para avisar de la presencia de carceleros.

A palo seco. Aunque esta locución se usa normalmente en el ámbito culinario cuando algo viene sin acompañamiento ni artificios, su origen se encuentra en el terreno naval. Así se llamaba a navegar con las velas recogidas en medio de un temporal de viento.

Otro gallo cantaría. Expresión habitual de toda madre o abuela que se precie destinada a hacer ver que las cosas podrían ser de otra forma, tener otras consecuencias. Suele iniciarse con un condicional, aquello que tu bendita progenitora cree que deberías haber hecho. Y su origen se encuentra en la mayor fábrica de instrucciones vitales: la religión. Si Pedro no hubiera negado a Jesucristo tres veces, otro gallo cantaría.

Meterse en camisa de once varas. O en un marrón. O en un berenjenal. Viene a significar meterse en problemas que, normalmente, no nos incumben. Como bien dicho español lo de las once varas es una exageración aunque en el fundamento del modismo la camisa existía. Se usaba en la Edad Media como rito a la hora de adoptar un niño. El padre metía al niño por la manga de una camisa grande y lo sacaba por el cuello. Al besarlo justo después dejaba claro que aceptaba la paternidad.

Salvarse por los pelos. Aunque no lo parezca, esta expresión sí tiene un significado literal que se ha perdido con el tiempo. En la actualidad, se refiere a salvarse por poco. Sin embargo, los marineros que no sabían nadar se la tomaban al pie de la letra ya que su cabellera podía servir de asidero si caían al agua.

Estar en Babia. Sí, Babia existe: es una comarca y está en León. Allí era donde los reyes de León tenían una residencia estival y donde pasaban largas temporadas para relajarse y olvidar sus regios problemas. De ahí se quedó el estar en Babia como encontrarse absorto.

El quinto pino. Lo cierto es que el quinto pino también existe, o al menos existía en lo que hoy es el madrileño Paseo de Recoletos. Y, como se presupone, había cinco. El primero era el que se encontraba más cerca y el quinto, como habrán supuesto sagazmente, era el más alejado. Así que quedar en el quinto pinto era quedar lejísimos, incluso para un madrileño.

No hay tu tía. No es que en español haya un vínculo secreto entre esta relación de parentesco y la falta de oportunidades. Es más un caso de deformación del lenguaje. La expresión original era “no hay atutía”, un ungüento medicinal hecho con óxido de zinc que con el tiempo llegó a conocerse como sinónimo de remedio para todo.

Hacer la pelota. Una práctica tan española que podría considerarse como deporte patrio, aunque no tenga que ver con ningún balón ni elemento esférico. Se trata de adular a alguien buscando el beneficio propio y es una locución importada de nuestros vecinos galos para los que una pelota es una prostituta. El chulo tiraba de elementos de márketing y les encargaba fidelizar clientes o lo que, traducido en este contexto, sería halagarles y camelarles para que volvieran a requerir sus servicios.

Montar un pollo. No se trata de cabalgar sobre el ave más numerosa del planeta y, aunque la RAE lo admite oficialmente con ‘ll’, su origen tiene más que ver con el “poyo”, el banco de piedra que se encuentra en el exterior de muchas casas. Esta palabra a su vez deriva del latín ‘podium’, el podio en el que se subían los oradores en las plazas para dar discursos y que podían causar verdaderos escándalos.

Sanseacabó. No hay un criterio único sobre el origen de este santo dado a finiquitar cosas; la más obvia es la que atribuye la expresión precisamente a un imaginario beato San se acabó que se usaría coloquialmente para dar por terminada una acción. O lo que es lo mismo, y en términos más gastronómicos que eclesiásticos, con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.

miércoles, 11 de mayo de 2016

EN EL CENTENARIO DE CAMILO JOSÉ CELA

Camilo José Cela
En el centenario del nacimiento de Camilo José Cela os propongo la lectura de Zoilo Santiso, un escritor tremendista, uno de sus «apuntes carpetovetónicos», «algo así -en palabras del autor- como un agridulce bosquejo entre caricatura y aguafuerte, narrado, dibujado o pintado de un tipo o de un trozo de vida peculiares de un determinado mundo: lo que los geógrafos llaman, casi poéticamente, la España árida». Es una historia sencilla, casi ingenua, que plantea cuestiones de calado acerca de la posición del autor ante la literatura. También parece ironizar sobre el adjetivo «tremendista» que la crítica literaria le puso a su primera novela, La familia de Pascual Duarte.
En estos apuntes, que no son exactamente artículos ni cuentos, se encuentran algunos rasgos característicos de la obra de Cela que ya hemos estudiado en La familia de Pascual Duarte o La colmena: su manejo en la descripción de los personajes, su habilidad en la reproducción de los distintos registros y voces de los personajes, la visión expresionista de la realidad entre la ironía y la amargura,... 
La obra de Cela que tanta pujanza tuvo durante la dictadura franquista parece haber perdido su brillo en nuestros días. En su larga y prolífica trayectoria alternan las luces (Premio Nobel de Literatura en 1989 y Premio Cervantes en 1995) y las sombras (acusado de delator y plagiario en varias ocasiones). En cualquier caso, es muy recomendable la lectura de alguna de sus novelas (además de las ya nombradas, Mazurca para dos muertos fue otra obra maestra del autor) y alguno de sus libros de viajes (como Viaje a la Alcarria).

ZOILO SANTISO, ESCRITOR TREMENDISTA

Zoilo Santiso era un escritor la mar de tremendista. Los padres de familia no dejaban a sus hijas leer los libros de Zoilo Santiso.

-¡Niñas -les decían-, no leer las novelas de Zoilo Santiso, que no son aptas!

Entonces las niñas decían que se iban a dar un paseo por Recoletos, se metían en cualquier librería y se compraban una novela de Zoilo Santiso, que después pasaba de mano en mano, como los partes de guerra del enemigo en las retaguardias donde ya no quedan más que discursos patrióticos y vanas esperanzas.

-¡Quememos los libros de Zoilo Santiso! -decían los muchachitos que no habían leído a Zoilo Santiso, pero que se fiaban del buen criterio de sus mayores-. ¡Guerra a Zoilo Santiso, escritor asqueroso y tremendista! ¡Guerra!

Obra en la que apareció
Zoilo Santiso, escritor tremendista
Zoilo Santiso, en el fondo, era un buen muchacho, o, por lo menos, procuraba serlo. De pequeño había pasado la escarlatina, y desde entonces le habían quedado unos puntos de vista algo diferentes a los de sus tías, las hermanas de mamá y papá.

-Zoilo es bueno -aseguraban sus tías de ambos lados, que no eran excesivamente originales-; lo que pasa es que dice esas cosas que dice sin sentirlas; las dice para parecer mayor.

-¡Pero, mujer, tía -les objetaba algún primo de Zoilo-, si Zoilo ya tiene cerca de cuarenta años!

-¡No importa, no importa! ¡A Zoilo siempre le gustó mucho parecer mayor!

Zoilo Santiso se había hecho escritor tremendista por puro milagro. Esto de los escritores es una cosa muy complicada, y cada cual sale por donde puede o por donde lo dejan. A Zoilo Santiso lo que le hubiera gustado era ser torero o cantor de tangos, pero se hizo escritor porque es más fácil y, además, porque no se necesita arte, ni valor, ni voz, ni sentimiento, ni nada. Para ser escritor no se necesita nada. La prueba es que uno va a los cafés y se los encuentra llenos de escritores escribiendo dramas y artículos, tomando café con leche y haciendo aguas.

Zoilo Santiso se hizo escritor, y después, como no era un «artífice de la palabra», se especializó en el tremendismo, rama en la que por decir las cosas como son, ya se cumple.

-Eso ni es arte ni es nada; eso es ganas de tomar el pelo a la gente -decían algunos lectores de esos que llevan lentes de pinza-; decir las cosas como son está al alcance de cualquiera; el mérito es decirlas finamente.

Zoilo Santiso, que era un hombre humilde, nunca dudó que sus mañas no pudiera tenerlas cualquier hijo de vecino.

«A mí me parece que esto es fácil -pensaba-, que no tiene mayor complicación. ¿Qué se quiere decir «Pepito estaba bebiendo vino»? Pues se dice «Pepito estaba bebiendo vino», y en paz. Lo que sí tiene más mérito sería decir: «El joven Pepe libaba del morado elemento»; lo que pasa es que esto es una estupidez que no se la salta un gitano.»

Zoilo Santiso, a veces, sentía preocupaciones estéticas. Lo que le salvaba es que era corto de alcances, y en cuanto le daba dos vueltas a las cosas en la cabeza, ya ni se entendía.

Zoilo Santiso, a pesar de lo burro que era, tenía muchos enemigos, y algunos escritores pornográficos, cuando llegaron a viejos, le publicaban edificantes articulitos en los papeles diciéndole que había que ser más moral y más decente, y que eso del tremendismo debía ser prohibido como la morfina o la cocaína, pongamos por caso.

El pobre Zoilo Santiso, cuando leía esas cosas, como era presuntuoso de natural, siempre se daba por aludido y pasaba muy malos ratos.

Su señora, para animarlo un poco, le decía:

-No te preocupes, Zoilo querido, cuando se meten contigo señal de que vales; si no valieses nada, no se ocuparían de ti y te dejarían tranquilo, tenlo por seguro.

-Ya, ya; pero, mira, yo preferiría valer algo menos y que no me dijesen esas cosas. ¡Qué quieres! ¡Uno es un espíritu sensible!

Zoilo Santiso, de una vez que quiso escribir unas cuartillas más puestas en razón, le salió semejante barbaridad que no se atrevió ni a publicarlas.

Esto de los estilos es algo bastante misterioso, algo que no se puede remediar ni aunque se quiera. Esto de los estilos es como tener granos.