jueves, 4 de junio de 2015

EL ARGUMENTO DEL «QUIJOTE» POR FRANCISCO AYALA

El escritor Francisco Ayala preparó hace ya unos años un resumen del Quijote para Breve biblioteca de autores españoles, el extraordinario libro de Francisco Rico sobre las obras maestras de nuestra literatura medieval, renacentista y barroca. En poco menos de quinientas palabras fue capaz de condensar una novela de más de mil páginas, por la que transitan más de seiscientos personajes y en la que se relatan multitud de aventuras y se recogen muchísimas conversaciones y varias narraciones intercaladas. Es todo un prodigio de capacidad de síntesis que os transcribo ahora para que os sigáis familiarizando con la obra que estamos estudiando y leyendo en clase.



Primera imagen que representa a la pareja
protagonista del Quijote, aparecida en la
 traducción al inglés de 1618
«En un lugar de la Mancha» —es decir, en un pueblo cualquiera del centro de España — un hidalgo de posición modesta ha perdido, leyendo libros sobre fantásticos caballeros andantes, la noción de la realidad, y decide ponerse a imitar sus nobles hazañas idealistas. Pertrechado con viejas armas, y habiendo adoptado el nombre de don Quijote, hace una primera salida en busca de aventuras a lomos de su caballo Rocinante. Pronto regresará maltrecho, para volver a salir una segunda vez, acompañado ahora por un labrador vecino suyo, Sancho Panza, en calidad de «escudero». Los descalabros se suceden. Don Quijote ha confundido con gigantes unos molinos de viento; acomete contra ellos y sufre las consecuencias de su error que, sin embargo, se negará siempre a reconocer. Las sucesivas peripecias ocasionadas por su locura permitirán, en una rica variedad, recorrer los diversos estratos de la sociedad española del siglo XVII, desde los más humildes a los más altos, dando lugar a que mientras tanto veamos desarrollarse una relación humana llena de los más delicados matices entre el caballero y su escudero, quien, sin perjuicio de percibir los desatinos de su amo, es seducido y arrastrado en parte por ellos, y sobre todo siente hacia él firme lealtad y un hondo afecto.
Tras episodios diversos, tan divertidos como patéticos, al hilo de los cuales se introducen en el libro otras historias novelescas, los amigos del hidalgo pueblerino, ahora convertido en caballero andante, han urdido una farsa, y aprovechan su locura para reintegrarlo mediante ella al hogar, donde es atendido por sus familiares y donde todos procuran curarlo de su manía caballeresca.
Sin embargo, y a pesar de los recursos puestos en juego para disuadirlo, don Quijote emprenderá todavía una tercera salida en compañía de Sancho, dirigiéndose ante todo en busca de la dama de sus amores, Dulcinea, figura imaginaria forjada por él con el vago recuerdo de una cierta aldeana que tiempo atrás le había encandilado. Con esto se iniciará una nueva serie de aventuras muy diversas y siempre sorprendentes. Destacan las que tienen lugar durante el alojamiento de nuestro pretendido caballero en el palacio de unos Duques, quienes, con intención de divertirse a costa de los pintorescos personajes, nombrarán a Sancho gobernador de una supuesta Ínsula Barataria para que vea cumplida así la merced que su señor le había prometido muchas veces.
Los desengaños que amo y criado cosechan en casa de los Duques les llevarán de nuevo al camino de las libres aventuras, donde, entre otras cosas, tropiezan con una partida de bandidos, hasta llegar finalmente a Barcelona. Allí, por último, uno de los vecinos de nuestro hidalgo pueblerino, que ha llegado disfrazado de caballero andante para sacar partido de su locura lo desafía, lo vence y le impone la condición de que abandone por un año el ejercicio de las armas. De este modo, don Quijote y Sancho deben regresar a su aldea, donde el hidalgo cae enfermo y, recuperado el juicio, muere en medio de general consternación.

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