viernes, 28 de marzo de 2014

EL AFORISMO, EL MUNDO EN UNA FRASE

El fin supremo de la filosofía no es resolver problemas, sino suscitarlos
Miguel de Unamuno
Unamuno pintado
por José Gutiérrez Solana
A propósito de la lectura de los Proverbios y cantares de Antonio Machado y de algún fragmento de los ensayos de Unamuno, algunos compañeros de 4º de ESO han mostrado curiosidad por leer algún texto de corte filosófico. Os propongo leer unos aforismos de Miguel Unamuno que, sin ninguna duda, nos van a descubrir una nueva manera de abordar los grandes temas filosóficos y nos van a hacer pensar.
El aforismo es un texto breve que recoge una visión personal del mundo, es la expresión concisa de un pensamiento. Es uno de los géneros que los filósofos a lo largo de la historia han cultivado para plasmar su pensamiento.
En la literatura española Miguel de Unamuno es uno de los autores que destaca en el género del aforismo. Sus obras (y no solo los ensayos) están plagadas de aforismos que son en muchas ocasiones el germen a partir del que elabora su modo de entender el mundo.

Recojo algunos de los aforismos de Unamuno que Emilio Ríos Ruiz-Esquide seleccionó en su artículo "Florilegio aforístico: el pensamiento aforístico de Unamuno", clasificados según los temas recurrentes en toda su obra y que son un acertado muestrario de este escritor prolífico y contradictorio.


Sobre vida y muerte
  • El secreto de la vida es el deseo de ser otro sin dejar de ser yo.
  • El fin de la vida es hacerse un alma inmortal.
  • Después de muertos, todos somos iguales. No hay comunidad como la de la muerte.
  • Los hombres vivimos juntos, pero cada uno se muere solo. Y la muerte es la suprema soledad.
  • Se empieza a morir el día en que se nace.
  • La vida es la milicia del hombre sobre la tierra.

 Sobre eternidad e instante
  • La eternidad, el único misterio, / que devoramos y que nos devora.
  • La esencia del ser es el apetito de infinidad y de eternidad.
  • La eternidad es la sustancia del momento que pasa.

 Sobre Dios y hombre
  • Cada día creo más en un Dios personal, conciencia del Universo, ordenador de todo.
  • Dios es la conciencia eterna e infinita del Universo.
  • La patria del alma es Dios.
  • Nadie ha logrado convencerme racionalmente de la existencia de Dios, pero tampoco de su inexistencia.
  • Dios y el hombre se hacen mutuamente. Dios se revela en el hombre, y el hombre se hace en Dios.
 
 Sobre universalidad, individualidad y singularidad
  • La individualidad es lo más universal.
  • Creo firmemente que en el seno de lo local y temporal debe buscarse lo universal y eterno.
  • Lo que menos deseo es que los demás piensen como yo.
  • Puede ser humano cada hombre; la muchedumbre es inhumana.
  • Cada uno ha de engordar de sí mismo.

 Sobre poética
  • Sencillez y pureza, las dos alas con que hemos de elevarnos.
  • El ritmo es la raíz del estilo.
  • En la lírica no se miente nunca.
  • El fondo nace de la forma.
  • En literatura lo primero es la inspiración.
  • Los genuinos pensadores son los poetas.

martes, 25 de marzo de 2014

LA CRÍTICA TEATRAL DE 1974 ANTE "LA FUNDACIÓN" DE BUERO VALLEJO

Como complemento a los comentarios que se han realizado en clase en torno a la lectura de La Fundación de Buero Vallejo, os presento extractos de las críticas teatrales que la prensa de la dictadura franquista realizó tras el estreno de la obra el 15 de enero de 1974 en el Teatro Fígaro de Madrid. La obra alcanzó un gran éxito de público y de crítica. En este enlace se puede leer también la crítica aparecida en ABC el 18 de enero de 1974.
La lectura de estas críticas nos ayudará a entender la importancia y trascendencia del teatro de Buero Vallejo en la España de aquellos años y a valorar cuáles fueron los aspectos temáticos y formales que se destacaron de la obra en el momento de su estreno.

[Estos textos están sacados del Cuaderno pedagógico realizado por el Centro Dramático Nacional con motivo de la reposición de La Fundación en 1999]

lunes, 24 de marzo de 2014

LA CÁRCEL, EL PAISAJE Y EL TÚNEL

¡Turner! Es como un diamante de luz
Todo nos falta menos la esperanza
Antonio Buero Vallejo, "La Fundación"

En La Fundación, como en otras obras de Buero Vallejo, la cárcel es un espacio que adquiere un valor simbólico. La cárcel es una metáfora que expresa la falta de libertad tanto del individuo como de la sociedad. Allí transcurre la lucha dialéctica entre la opresión y la libertad, que es el fundamento de la visión trágica del teatro de Buero Vallejo, tal y como señala Martha T. Halsey.
La cárcel no es un símbolo estático pues lleva dentro de sí mismo su propia contradicción: los muros de la prisión nos sugieren una salida y Buero Vallejo siempre pretende mostrarnos esa salida. Lo trágico no debe llevar aparejado un pesimismo radical sino que debe mostrar una esperanza, aunque a veces sea desesperada. Si no la hay para los personajes, al menos que exista para los espectadores.
En el teatro de Buero Vallejo a cada espacio cerrado se opone siempre un espacio abierto, el espacio de la libertad, que es verdadero aunque exista solo en los sueños del protagonista. En La Fundación, es el paisaje idealizado de Tomás el que representa ese espacio de libertad. Por eso, Asel le dirá a Tomás al final de la obra: "el paisaje sí era verdadero". No importa que se haya borrado. Para Halsey, el espacio cerrado revela al dramaturgo que es un realista intransigente y el espacio abierto nos muestra la otra cara de la moneda, al visionario que nos da una imagen de esperanza.
En La Fundación asistimos a la transformación del espacio escénico como resultado del cambio que experimenta el protagonista, Tomás, quien paulatinamente irá descubriendo la misma realidad que los otros presos e irá abandonando su fantasía de la "Fundación". En esta transformación espectadores y lectores comprendemos que podemos ver nuestra propia realidad de otra manera más lúcida.
Cuando Tomás alcanza la lucidez, Asel le explica que verdaderamente pasamos de una cárcel a otra constantemente, de una ilusión a otra. Así pues, la obra tiene a la vez una lectura política (es una implacable crítica contra los sistemas políticos que oprimen y anulan  a las personas) y una lectura metafísica (la cárcel no solo apresa el cuerpo sino también la mente, por lo que los hombres viven enfrascados continuamente en vanas fantasías e ilusiones). Buero Vallejo nos sugiere que el pasaje hacia la libertad ha de ser hacia fuera (el paisaje maravilloso) y hacia dentro (la autenticidad personal). Tomás, al aceptar su culpa, logra alcanzar una libertad interna que le impulsará a conquistar la libertad real, el luminoso paisaje que ve en su imaginación, para lo que deberá abrir el oscuro y estrecho túnel que se proyecta al final de la obra y se abre al futuro.
El paisaje, salido de las pinturas de Turner y con el acompañamiento de la música de Rossini, es a la vez el único refugio del protagonista al principio de la obra y la meta imaginada y anhelada por los prisioneros. Tulio le dirá a Tomás: "Es nuestro derecho. ¡Soñar con los ojos abiertos!". Asel le comentará a Tomás: "el mundo no es tu paisaje. Está en manos de la rapiña, de la mentira, de la opresión. Es una larga fatalidad. Pero no nos resignamos a las fatalidades y debemos anularlas". Por eso, será imprescindible actuar, luchar, porque la verdad estará tras cada una de las cárceles de la que podamos escapar y no debemos caer en la inacción. Están en juego la dignidad y la libertad.

[Esta entrada es un resumen del artículo de Marta T. Halsey, "Espacio abierto y visión dialéctica en el teatro de Buero Vallejo"].

jueves, 20 de marzo de 2014

PRIMAVERA AMARILLA

Konstantín Korovin, Primavera (1917)
Juan Ramón Jiménez, el autor de Platero y yo, obra que cumple estos días cien años, cantaba la llegada de la primavera en Poemas májicos y dolientes (1909) con este sugerente poema, "Primavera amarilla".
El poeta, de quien hemos leído unos cuantos poemas en clase, nos presenta la llegada de la primavera (estación que comenzamos hoy) teñida del color amarillo que impregna tanto la naturaleza como los sentimientos. Los lectores y los críticos han interpretado el poema de diferentes formas y eso nos habla del enorme potencial que tiene la lengua poética, capaz de admitir diversas lecturas. Para unos, el amarillo simboliza el renacer de la vida y la esperanza ante lo doloroso de la vida; para otros, el amarillo transmite tristeza y melancolía pues en esa primavera la muerte está presente de forma dolorosa.
Queda para vuestra lectura personal la interpretación que más os guste.
 

PRIMAVERA AMARILLA
Abril venía, lleno
todo de flores amarillas:
amarillo el arroyo,
amarillo el vallado, la colina,
el cementerio de los niños,
el huerto aquel donde el amor vivía.

El sol unjía de amarillo el mundo,
con sus luces caídas;
¡ay, por los lirios áureos,
el agua de oro, tibia;
las amarillas mariposas
sobre las rosas amarillas!

Guirnaldas amarillas escalaban
los árboles; el día
era una gracia perfumada de oro,
en un dorado despertar de vida.
Entre los huesos de los muertos,
abría Dios sus manos amarillas.

martes, 18 de marzo de 2014

"ARTE DE URGENCIA", ARTE COMO CONSTRUCCIÓN


El pan a secas.
Fotografía de Carlos Saura
de la serie "España años 50"
En 1958 Alfonso Sastre publicó en la revista Acento Cultural su ensayo "Arte como construcción", que recogía en su primera parte estas "Once notas sobre el arte y su función" que nos ayudarán a entender mejor los principios que sustentaron el realismo social, la tendencia estética que triunfó en los años cincuenta del siglo pasado. Los autores del realismo social dieron testimonio de la realidad social concreta de su tiempo (miseria, injusticias, ...) porque consideraron que el arte debía transformar el mundo. Las propuestas de Sastre responden a los postulados que mantienen los artistas que creen que siempre debe haber un compromiso del creador con su realidad inmediata, porque lo social es una categoría superior a lo artístico y porque los cambios deben producirse una vez se han denunciado las situaciones de desigualdad.

ONCE NOTAS SOBRE EL ARTE Y SU FUNCIÓN
Con seguridad, nos encontramos ante la urgencia de establecer unas líneas generales de trabajo desde y para la juventud que se dedica al arte y a la literatura con una intención de ruptura con las formas anacrónicas y, en consecuencia, de contacto con las formas vivas que pueden resultar fecundas para nuestro futuro. No se trata, desde luego, de proponer un programa; pero sí de declarar el deseo de que nuestros esfuerzos, hasta ahora dispersos, sean reunidos de algún modo en un esfuerzo común y, por ello, poderoso. Se trataría, por supuesto, de establecer libremente unas líneas dentro de las cuales pudieran desarrollarse los diferentes talentos artísticos con una perfecta holgura. Se trataría, pues, tan sólo, de cerrar el paso a una anarquía de la que sólo pueden salir beneficiados los artistas -casi siempre económicamente poderosos- solidarios de las formas artísticas muertas y, en consecuencia, regresivas.

El texto que yo propondría a la consideración de los hombres de la poesía, de la novela, del teatro, del cinema, de las artes plásticas, dice así:

1. El arte es una representación reveladora de la realidad. Reclamamos nuestro derecho a realizar esa representación.

2. Entendemos la realidad como una revelación que el hombre va realizando a lo largo de su historia. Hay distintas provincias ontológicas y diferentes técnicas de captura y representación. Todas las provincias del ser son interesantes y ninguna técnica, forma o estilo es rechazable en principio.

3. Entre las distintas provincias de la realidad hay una cuya representación o denuncia consideramos urgente: la injusticia social en sus distintas formas.

4. La revelación que el arte hace de la realidad es un elemento socialmente progresivo. En esto consiste nuestro compromiso con la sociedad. Todo compromiso mutilador de esa capacidad reveladora es inadmisible.

5. Rechazamos toda coacción exterior, ajena, por tanto, a nuestra conciencia moral y a nuestro sentido estético. Nos sentimos responsables de nuestros actos morales y artísticos -un acto artístico es siempre un acto moral- y rechazamos toda tutela extraña.

6. El arte, por el simple hecho de revelar la estructura de la realidad, cumple -en un sentido muy amplio, metajurídico, de la palabra justicia- una función justiciera. Esto nos hace sentirnos útiles a la comunidad en que vivimos, aunque ésta, en ocasiones, nos rechace.

7. Pertenecer a un partido político no tiene por qué significar la pérdida de la autonomía que reclamamos para el artista. Este compromiso será lícito y fecundo en los casos en que el artista se sienta expresado totalmente por ese partido. Su compromiso será entonces, precisamente, la expresión de su libertad.

8. No pertenecer a un partido político no tiene por qué significar inhibición en el artista; su culpable evasión; su traición a la responsabilidad social que postulamos para su trabajo. Desde fuera de los partidos progresivos se puede luchar, y de hecho se lucha, por el progreso social. Es lícito rechazar la alineación en un partido siempre que el artista no se sienta expresado suficientemente por ese partido, ya sea en el plano teórico, ya en el orden táctico.

9. Lo social es una categoría superior a lo artístico. Preferiríamos vivir en un mundo justamente organizado y en el que no hubiera obras de arte, a vivir en otro injusto y florecido de excelentes obras artísticas.

10. Precisamente, la principal misión del arte, en el mundo injusto en que vivimos, consiste en transformarlo. El estímulo de esta transformación, en el orden social, corresponde a un arte que, desde ahora, podríamos llamar «de urgencia». Queda dicho que todo arte vivo, en un sentido amplio, es justiciero; este arte que llamamos «de urgencia» es una reclamación acuciante de justicia, con pretensión de resonancia en el orden jurídico.

11. Sólo un arte de gran calidad estética es capaz de transformar el mundo. Llamamos la atención sobre la radical inutilidad de la obra artística mal hecha. Esa obra se nos presenta muchas veces en la forma de un arte que podríamos llamar «panfletario». Este arte es rechazable desde el punto de vista artístico (por su degeneración estética) y desde el punto de vista social (por su inutilidad).

Propongo estos once puntos a la consideración de los artistas con el deseo de que sean once puntos de partida para un acuerdo posterior, que podría resultar de una discusión -desde distintas artes y posturas- sobre los temas propuestos y otros que completarán las líneas de acción aquí esbozadas. 

[Las oraciones destacadas en negrita recogen las principales ideas que este texto de Sastre aporta ]

miércoles, 12 de marzo de 2014

SOBRE "LA FUNDACIÓN" DE BUERO VALLEJO

Número de la revista
teatral Primer acto,
dedicado a
 La Fundación
Tras la lectura de La fundación de Antonio Buero Vallejo es buen momento para profundizar en la obra y en el autor. Para ello nos acercameros a dos escritos de Buero Vallejo y a dos documentos audiovisuales.
El primer texto es un fragmento de unas declaraciones de Buero (recogidas en "Mi teatro"), hechas en 1975, poco después de estrenar La fundación, que sitúan la obra en el conjunto de su trayectoria teatral hasta ese momento y en sintonía con su concepción de la literatura.

Yo empecé mi teatro con En la ardiente oscuridad, porque fue la primera obra que escribí aunque no la primera que estrené, y por ahora lo he terminado con La fundación. Ya en algún sitio he dejado apuntado, cómo, en el fondo, en aquella primera obra y en esta se habla de lo mismo. Se habla de dos Instituciones o Fundaciones cuya mentira hay que revelar y desenmascarar.

Y el tema es el mismo, porque cada escritor, en cada momento, se encuentra con sus Instituciones o Fundaciones o con su Sociedad, como Cervantes se encontró con la suya en su tiempo; y Cervantes, en su tiempo, escribió el Quijote, que acaso les parecería también insuficiente a los insatisfechos de entonces; pero ese libro representa hoy para nosotros una implacable respuesta literaria y crítica a la sociedad en que vivía y le asfixiaba.

Pues bien, modestísimamente, y al amparo de esas grandes figuras que me he atrevido a invocar como maestros míos, yo diría que, desde En la ardiente oscuridad hasta La Fundación estoy intentando, tal vez quijotescamente, enfrentarme con mis  Instituciones, con mis Fundaciones, que también son las de todos los presentes. El resultado enjuícienlo ustedes.

El segundo texto es un poema del autor que se titula igual que nuestra obra y que ayuda a penetrar en el sentido último de La fundación. Puede leerse en este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel Cervantes.

Los dos documentos audiovisuales serán también de gran interés. El primero es la adaptación teatral que se grabó para Televisión Española en 1977. El segundo es una entrevista que el historiador Javier Tusell realizó en 1981 a Buero Vallejo sobre su vida, su obra y sobre su visión del mundo y de la literatura.



lunes, 10 de marzo de 2014

RUBÉN DARÍO, PIONERO DEL MICRORRELATO

Cuando estudiamos la literatura modernista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, siempre nos fijamos en la profunda renovación que Rubén Darío y sus seguidores hicieron de la métrica y del lenguaje poético. Lo que no se suele contar es que Rubén Darío también fue uno de los primeros autores que ensayó el moderno género del microrrelato (que por entonces aún no había recibido esta denominación ni ninguna otra en concreto). En estos tres microrrelatos que recojo a continuación están presentes los rasgos de este género (hiperbrevedad, narratividad) y la lengua refinada y exquisita del Modernismo. Además nos plantean cuestiones que tienen que ver con la nueva forma de entender el arte en esa época, con el esteticismo o culto a la Belleza que tanto buscaron en su literatura.
El primero, "Naturaleza muerta", aparecido en en Azul...(1888), nos presenta enfrentados la realidad y el arte, lo natural y lo artificial. El segundo, "El nacimiento de la col", nos muestra la necesaria compenetración que deben tener belleza y utilidad en toda creación. El último, "La resurrección de la rosa", nos enseña el triunfo de la belleza ante la muerte.

NATURALEZA MUERTA

Bodegón de frutas de Paul Cezanne (1895-1900)
He visto ayer por una ventana un tiesto lleno de lilas y de rosas pálidas, sobre un trípode. Por fondo tenía uno de esos cortinajes amarillos y opulentos, que hacen pensar en los mantos de los príncipes orientales. Las lilas recién cortadas resaltaban con su lindo color apacible, junto a los pétalos esponjados de las rosas té.
Junto al tiesto, en una copa de laca ornada con ibis de oro incrustado, incitaban a la gula manzanas frescas, medio coloradas, con la pelusilla de la fruta nueva y la sabrosa carne hinchada que toca el deseo; peras doradas y apetitosas, que daban indicios de ser todas jugo, y como esperando el cuchillo de plata que debía rebanar la pulpa almibarada; y un ramillete de uvas negras, hasta con el polvillo ceniciento de los racimos acabados de arrancar de la viña.
Acerqueme, vilo de cerca todo. Las lilas y las rosas eran de cera, las manzanas y las peras de mármol pintado, y las uvas de cristal.


EL NACIMIENTO DE LA COL
En el paraíso terrenal, en el día luminoso en que las flores fueron creadas, y antes de que Eva fuese tentada por la serpiente, el maligno espíritu se acercó a la más linda rosa nueva en el momento en que ella tendía, a la caricia del celesta sol, la roja virginidad de sus labios.
-Eres bella.
-Lo soy -dijo la rosa.
-Bella y feliz – prosiguió el diablo-. Tienes el color, la gracia y el aroma. Pero…
-¿Pero?...
-No eres útil. ¿No miras esos altos árboles llenos de bellotas? Ésos, a más de ser frondosos, dan alimento a muchedumbres de seres animados que se detienen bajo sus ramas. Rosa, ser bella es poco…
La rosa entonces –tentada como después lo sería la mujer- deseó la utilidad, de tal modo que hubo palidez en su púrpura.
Pasó el buen Dios después del alba siguiente.
-Padre –dijo aquella princesa floral, temblando en su perfumada belleza-, ¿queréis hacerme útil?
-Sea, hija mía –contestó el Señor, sonriendo.
Y entonces vio el mundo la primera col.


LA RESURRECCIÓN DE LA ROSA
Amiga pasajera: voy a contarte un cuento. Un hombre tenía una rosa; era una rosa que le había brotado del corazón. ¡Imagínese usted si la vería como un tesoro, si la cuidaría con afecto, si sería para el adorable y valiosa la tierna y querida flor! ¡Prodigio de Dios! La rosa era también un pájaro; parlaba dulcemente, y, en veces, su perfume era tan inefable y conmovedor, como si fuera la emanación mágica y dulce de una estrella que tuviera aroma.
Un día, el ángel Azrael pasó por la casa del hombre feliz, y fijó sus pupilas en la flor. La pobrecita tembló, y comenzó a padecer y estar triste, porque el ángel Azrael es el pálido e implacable mensajero de la muerte. La flor desfalleciente, ya casi sin aliento y sin vida, llenó de angustia al que en ella miraba su dicha. El hombre se volvió hacia el buen Dios, y le dijo: -Señor: ¿para qué me quieres quitar la flor que nos diste?
Y brilló en sus ojos una lágrima.
Conmoviose el bondadoso Padre, por virtud de la lágrima paternal, y dijo estas palabras:
-Azrael, deja vivir esa rosa. Toma, si quieres, cualquiera de las de mi jardín azul.
La rosa recobró el encanto  de la vida. Y ese día, un astrónomo vio, desde su observatorio, que se apagaba una estrella en el cielo.

jueves, 6 de marzo de 2014

DESEO DE SER PIEL ROJA, RÉQUIEM POR UN POETA

El deseo de ser piel roja
Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo.
Franz Kafka

La muerte de Leopoldo María Panero supone el final de una forma de escribir poesía. El poeta radical, transgresor, provocador, genial, lúcido, experimental, loco, crítico, inclasificable, que fue Panero, nos ha dejado una literatura que nos pertubará en cuanto nos acerquemos a ella. 
Para ello os presento "Deseo de ser piel roja", de su primer libro -Así se fundó Carnaby Street-, un poema en el que se identifica con el piel roja, con el personaje que vivió en libertad pero que estaba condenado siempre a la derrota, una evocación  del fin del  mundo de los ideales y el fin de la infancia. El hombre, expulsado del paraíso. El hombre, a la conquista de un sueño.
Deseo de ser piel roja
La llanura infinita y el cielo su reflejo.
Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente cascabel, sino abandono.
DESEO DE SER PIEL ROJA.
(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta. )

En esta entrevista que Leopoldo María Panero concedió en el año 2000 a José Antonio Labordeta podemos acercarnos a este autor singular y descubrir sus obsesiones, su mundo creativo, sus lecturas, sus inquietudes,...



Death's door.
Dibujo de William Blake
Para terminar transcribo uno de sus poemas de Contra España y otros poemas no de amor, "Réquiem por un poeta", una visión de su propia muerte.

Réquiem por un poeta
(Death's door. Sugerido por un dibujo de Blake)
Qué es mi alma, preguntas
a una imagen atado.
Es un dios en la sombra
rezándole a la sombra.
Es quizá un esclavo
lamiendo con su lengua las sobras de la vida.
La soga que en el cuello
llevábamos atada fácil es desatarla,
por cuanto es ilusión sólo, lo mismo que la vida, que el dolor y la muerte y el sueño del dinero.
La vejez dicen sólo responde a tu pregunta.
Una piel arrugada y un hombre al que avergüenza
mirarse al sediento espejo.
Un día moriré. Un día estaré solo,
un alce cabalgando en la calle, y el aire
será para mis ojos la señal de la huida.
Ya no serán manos  mis manos,
ni un solo buen recuerdo
a la vida me ligará ya entonces.
Veré pasar un niño por la acera de espanto
y le preguntaré mi nombre si mañana renazco.