martes, 28 de mayo de 2013

COMEDIAS Y TRAGEDIAS

Las primeras manifestaciones teatrales aparecieron en todas las culturas antes que la actividad literaria. Desde sus orígenes, el teatro es un fenómeno colectivo muy vinculado a las ceremonias religiosas. En la antigüedad ya los egipcios representaban la muerte y resurrección de Osiris o la muerte de Horus.
Los griegos, desde el siglo VI antes de nuestra era, representaron la vida de los dioses bajo forma de cuadros vivos acompañados de danzas y de cantos. Las primeras formas reales de teatro se atribuyen al dramaturgo Tespis cuyas obras se hicieron muy populares. Además se considera que fue él quien introdujo la máscara como elemento caracterizador del personaje de la obra teatral. Desde entonces el carro de Tespis se ha convertido en una expresión para denominar el mundo del teatro. Para conocer el origen del teatro y de la tragedia podéis ver este interesante vídeo.

La representación teatral en Grecia era parte del culto al dios Dioniso, dios de la fecundidad, y se ponía en escena durante las fiestas religiosas de Atenas dedicadas a este dios, en forma de concursos y con dos modalidades, la tragedia y la comedia, que pasaron a ser los modelos o géneros más representativos del teatro.

Para profundizar un poco en el significado y la historia de estos dos géneros teatrales os dejo en este enlace la presentación con la que se trabajó en clase. Recordad qué es importante al estudiar este tema:
  • Definir correctamente qué son la comedia, la tragedia y el drama.
  • Señalar cuáles son los temas característicos y personajes propios de cada género.
  • Indicar el nombre de obras y de autores representativos de cada género y de cada época.
  • Comparar las características de la comedia y la tragedia.

    martes, 21 de mayo de 2013

    CURIOSIDADES SOBRE EL MUNDO DEL TEATRO

    Ahora que muchos alumnos de 2º de ESO estáis enfrascados en la preparación de las representaciones de las tres obras teatrales breves que hemos leído en clase, os voy a contar algunas anécdotas sobre el maravilloso mundo del teatro.
    Teatro de Epidauro
    • Sobre el espacio teatral. Las ruinas de los teatros griegos que se conservan hoy nos dan testimonio de su magnífica construcción: construidos aprovechando las pendientes naturales de las colinas cercanas a las ciudades, eran capaces de albergar miles de personas (diecisiete mil el teatro de Atenas o cuarenta mil el de Megalópolis) y poseían una acústica inmejorable (en un gran teatro como el de Epidauro el tintineo de una moneda en la escena es perfectamente escuchado desde cualquiera de sus catorce mil localidades).

      Tramoya escénica
    • Sobre la tramoya (o las máquinas empleadas en la representación teatral para cambios de decorado y efectos especiales). Los espectadores de teatro siempre han buscado en las representaciones que se les sorprendiera con los efectos especiales más variados. En el siglo XVII, por ejemplo, eran muy utilizadas las máquinas dedicadas a fingir el vuelo, cuyos motores estaban dispuestos en los telares, o las trampas para la aparición o desaparición de un personaje o un objeto, consistentes en una pequeña plataforma que subía desde el foso.

    Máscaras de la comedia
     y de la tragedia
    • Sobre el vestuario. Las máscaras eran elementos imprescindibles en las representaciones teatrales de Grecia y de Roma. Se han convertido en símbolos eternos del teatro y su origen se remonta a las ceremonias religiosas. Tanto la máscara de la tragedia, de elevada frente, como la de la comedia, caricaturesca, presentaban enormes bocas que según algunos les servirían a los actores como altavoz. Algunos directores  modernos han recuperado hoy las máscaras para las representaciones, volviendo de esta forma a los orígenes del teatro. Por otro lado, entre las múltiples supersticiones que existen en el teatro, se dice que el color amarillo da mala suerte porque Molière, el autor y actor francés, murió representando su obra El enfermo imaginario vestido de ese color.

      Mosaico romano que
      representa una comedia
    • Sobre los actores. La consideración hacia los actores ha ido cambiando a lo largo de la historia: en Grecia,  los actores, que eran ciudadanos, gozaban de una posición social privilegiada; con el tiempo esa posición iría decayendo hasta llegar a ser despreciados e incluso perseguidos, especialmente en las sociedades en las que el teatro perdió su carácter sacro. La forma de vida de los actores (que constituían comunidades cerradas con otros actores al margen de los grupos mayoritarios y que solían vivir promiscuamente) les granjeó siempre mala fama: la Iglesia los condenó muchas veces y prohibió enterrarlos en sagrado y el pueblo siempre los miró con recelo, acuñando muchísimos tópicos y bromas hacia ellos: "esconded las gallinas, que vienen los cómicos".

    Lope de Vega
    • Sobre los autores. Muchos de los grandes autores dramáticos, además de su faceta creativa, han sentido el gusanillo del teatro y han ejercido en él diversos oficios. William Shakespeare, Molière y Bertolt Brecht fueron también actores. Federico García Lorca fue director de la compañía teatral de La Barraca. Algunos autores han pasado a la historia del teatro, además de por su innegable valor artístico, por su incansable capacidad para escribir: Lope de Vega escribió alrededor de mil quinientas piezas, de las que se han salvado más de seiscientas, por lo que se le conoce como el fénix de los ingenios.

    martes, 14 de mayo de 2013

    VARGAS LLOSA HABLA SOBRE «LOS CACHORROS»


    Para completar la lectura y comentario de Los cachorros de Mario Vargas Llosa os reproduzco parte de una entrevista que concedió al diario El País en 1999, en la que el autor peruano comenta en profundidad varios aspectos de esta novela, y os enlazo un vídeo en el que habla del barrio limeño de Miraflores en el que se ambienta Los cachorros.
    -[...]Dos lustros después [de Los jefes (1958)], escribió Los cachorros.
    - Bueno, es un relato que en realidad no escribí sino reescribí: se trata de uno de los textos que más he corregido y rehecho. Lo empecé después de La Casa Verde, y es la única vez en que he tenido desde el principio una idea clara de la estructura. Desde que tuve la idea del relato pensé que tenía que ser una historia más cantada que contada, que había de tener una musicalidad, algo encantatorio en el ritmo, en el lenguaje, para que el lector no opusiera una defensa crítica a la historia.
    -¿Cómo es esa historia? 
    -Muy truculenta, la de un muchacho al que la castración va convirtiendo en un marginado en un mundo machista. Además, otro asunto formal que me preocupó era encontrar un punto de vista que reflejara esa personalidad colectiva del grupo, del barrio. Y el relato también resulta interesante porque de todas las obras que he escrito es el que ha tenido interpretaciones más diversas.
    -¿Le sorprendió alguna?
    -Sí. Un crítico muy erudito comentó que había una elementariedad en la expresión, los diálogos y el fraseo que volvía emblemático el lenguaje de los tebeos. Otra muy sorprendente era que la historia de Pichula Cuéllar era un símbolo de la condición del escritor latinoamericano, castrado por el medio y la falta de una cultura rica que estimulara su trabajo.
    -¿Y se le puede comparar con Pichula Cuéllar?
    -Felizmente, aún ningún perro bravo me ha hecho lo que le han hecho al pobre Cuéllar.
    -Pero sí que ha sido marginado por la sociedad peruana.
    -En ese sentido, desde luego. Es verdad. Yo he sido bastante marginado. Hasta los 10 años, no: fui un niño bastante integrado y feliz, un niño muy consentido. Todo eso cambió cuando mis padres se reconciliaron y tuve que vivir con mi padre, una persona con la que siempre me llevé muy mal. Después, de adolescente quedé bastante segregado de mi propio medio por razones políticas y también por mi vocación, que no tenía mucho asiento social ni en el Perú ni en ningún país latinoamericano.
    -¿Cuánto ha cambiado desde que escribió ambas obras?
    -La persona que escribió esos relatos soy yo y ya no soy yo. Cuando empecé Los jefes tenía 18 años y ahora tengo 63. Han pasado muchas cosas, mi experiencia se ha acumulado en muchos sentidos: no soy la misma persona y desde luego sigo siéndola.
    -¿Cómo sitúa estos relatos dentro del tan mentado «boom»?
    -Digamos que en ellos hay muy claramente un rechazo, que yo creo característico del boom, de la literatura regionalista, costumbrista, folclórica, centrada en el paisaje y en los tipos pintorescos. El boom, en cambio, situaba las historias en un mundo más urbano y se preocupaba tanto de la forma como de los temas.

    INVITACIÓN AL TEATRO

    El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana
    Federico García Lorca
    Como aperitivo a las clases que van a girar sobre el teatro, que completaremos con lecturas de obras breves y con la asistencia a una representación teatral, os dejo el vídeo (que ya hemos visto en clase) del comienzo de la película de Cyrano de Bergerac que nos sumerge en un teatro francés del siglo XVII .
     

    Además os enlazo la presentación que he elaborado para la explicación en clase y que hemos utilizado en la redacción de un texto expositivo sobre el teatro.

    La fuerza y la magia del teatro son tan fuertes que algunos autores, como Calderón de la Barca o Shakespeare, han hablado del teatro del mundo, esto es, la imagen de nuestras vidas como una gran representación: «Todo el mundo es teatro, y todos los hombres y mujeres no son sino histriones. Tienen sus entradas y sus salidas de escena, y cada uno de ellos interpreta diversos papeles en la vida, que no es otra cosa que un drama de siete actos...», dijo el dramaturgo inglés.

    lunes, 13 de mayo de 2013

    EL VALOR DE LA FICCIÓN SEGÚN VARGAS LLOSA

    Mario Vargas Llosa ha escrito mucho sobre literatura: lector voraz, es un estupendo crítico literario y un autor que nos ha enseñado los entresijos del oficio de escritor en libros muy recomendables como Cartas a un joven novelista. En varias ocasiones ha hecho el elogio de la lectura y de la ficción (como en el discurso que leyó con motivo de la recogida del Premio Nobel de Literatura en 2010). En este otro enlace podéis escuchar una entrevista en la que también pondera los valores de la ficción y la necesidad de escribir.
    Ahora os presento un fragmento de La verdad de las mentiras, uno de esos libros que verdaderamente invitan a la lectura de los grandes maestros de la novela y en el que también se plantean lúcidas reflexiones sobre el papel de la ficción en nuestras vidas.
    La vida real, la vida verdadera, nunca ha sido ni será bastante para colmar los deseos humanos. Y porque sin esa insatisfacción vital que las mentiras de la literatura a la vez azuzan y aplacan, nunca hay auténtico progreso.
    La fantasía de que estamos dotados es un don demoníaco. Está continuamente abriendo un abismo entre lo que somos y lo que quisiéramos ser, entre lo que tenemos y lo que deseamos.
    Pero la imaginación ha concebido un astuto y sutil paliativo para ese divorcio inevitable entre nuestra realidad limitada y nuestros apetitos desmedidos: la ficción. Gracias a ella somos más y somos otros sin dejar de ser los mismos. En ella nos disolvemos y multiplicamos, viviendo muchas más vidas de la que tenemos y de las que podríamos vivir si permaneciéramos confinados en lo verídico, sin salir de la cárcel de la historia.
    Los hombres no viven sólo de verdades; también les hacen falta las mentiras: las que inventan libremente, no las que les imponen; las que se presentan como lo que son, no las contrabandeadas con el ropaje de la historia. La ficción enriquece su existencia, la completa, y, transitoriamente, los compensa de esa trágica condición que es la nuestra: la de desear y soñar siempre más de lo que podemos realmente alcanzar.
    Cuando produce libremente su vida alternativa, sin otra constricción que las limitaciones del propio creador, la literatura extiende la vida humana, añadiéndole aquella dimensión que alimenta nuestra vida recóndita: aquella impalpable y fugaz pero preciosa que sólo vivimos de a mentiras.
    Es un derecho que debemos defender sin rubor. Porque jugar a las mentiras, como juegan el autor de una ficción y su lector, a las mentiras que ellos mismos fabrican bajo el imperio de sus demonios personales, es una manera de afirmar la soberanía individual y de defenderla cuando está amenazada; de preservar un espacio propio de libertad, una ciudadela fuera del control del poder y de las interferencias de los otros, en el interior de la cual somos de veras los soberanos de nuestro destino.
    De esa libertad nacen las otras. Esos refugios privados, las verdades subjetivas de la literatura, confieren a la verdad histórica que es su complemento una existencia posible y una función propia: rescatar una parte importante —pero sólo una parte— de nuestra memoria: aquellas grandezas y miserias que compartimos con los demás en nuestra condición de entes gregarios. Esa verdad histórica es indispensable e insustituible para saber lo que fuimos y acaso lo que seremos como colectividades humanas. Pero lo que somos como individuos y lo que quisimos ser y no pudimos serlo de verdad y debimos por lo tanto serlo fantaseando e inventando —nuestra historia secreta— sólo la literatura lo sabe contar. Por eso escribió Balzac que la ficción era «la historia privada de la naciones».

    viernes, 10 de mayo de 2013

    LENGUAS EN PELIGRO

    Para evitar entrar en el terreno de la política, a propósito de la aprobación de la Ley de Lenguas de Aragón ayer 9 de mayo de 2013, y como ya tratamos en otra entrada el asunto de las lenguas en peligro de extinción, os dejo ahora en este momento de polémica lingüística un enlace a la página de PROEL (Promotora Española de Lingüística), organización no gubernamental que estudia y difunde las lenguas desde solventes fundamentos filológicos. Allí podéis investigar sobre las lenguas que se hablan en España y en el mundo.

    En este mapa de lenguas de España, elaborado a partir de estudios filológicos serios, se establece que en Aragón, nuestra comunidad autónoma, se hablan tres lenguas: el castellano que se habla en toda España y que en nuestra comunidad tiene la variante dialectal septentrional que se llama aragonés, el catalán en su variedad noroccidental y el aragonés con sus variantes occidental, central, meridional y oriental.

    Sin duda, las lenguas son un patrimonio que todos debemos cuidar y proteger, a pesar de las decisiones políticas del momento.


    EL BOOM DE LA LITERATURA HISPANOAMERICANA


    Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y
    Gabriel García Márquez
    Hace cincuenta años, en la década de los sesenta del siglo pasado, la prensa comenzó a hablar de un boom de la novela latinoamericana. Bajo esa etiqueta aparecieron autores muy diversos, de promociones y edades diferentes, de países distintos. Si bien son muchas las novelas de gran calidad y originalidad que se publican en esa década, también es cierto que el movimiento de renovación de la narrativa hispanoamericana había empezado mucho antes.
    Ni críticos ni historiadores ni lectores se ponen de acuerdo en  quiénes forman parte de ese boom. No se puede hablar de generación pero los novelistas que publican en aquellos años (Vargas Llosa, García Márquez, Donoso, Cabrera Infante) y quienes habían publicado en los años anteriores (Carpentier, Lezama Lima, Fuentes, Onetti, Sábato,...), desde planteamientos distintos, proponen una nueva novela  que busca una estética propia del continente americano (el barroquismo, el indigenismo, el realismo mágico), que experimenta con técnicas renovadoras y que muestra una actitud de compromiso contra las diversas formas de opresión y dictadura.
    Cito algunos de los principales títulos de aquella década prodigiosa:  El astillero de Juan Carlos Onetti, La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa, Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sábato, El siglo de las luces de Alejo Carpentier,  Rayuela de Julio Cortázar, Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante, Paradiso de José Lezama Lima, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez y Conversación en La Catedral de Vargas Llosa. Todas ellas son novelas fruto de una elaboración cuidadísima y nos sumergen en mundos muy sugestivos y diferentes entre sí. Como algunas de ellas son extremadamente complejas, sugiero a los que queráis leerlas que empecéis por los títulos mencionados de García Márquez, Vargas Llosa y Onetti. Son novelas que siempre resultan un descubrimiento deslumbrante para sus lectores.
    Este fenómeno literario del boom, auspiciado y fomentado por editoriales, medios de comunicación y agentes literarios, perdió fuelle en los años setenta, aunque todos estos novelistas continuaron publicando y han mantenido viva la novela hispanoamericana hasta nuestros días, sirviendo de maestros en muchos casos a las nuevas generaciones de escritores. En 1971, además, el caso Padilla (poeta cubano que se vio obligado a autoinculparse de actitudes antirrevolucionarias) separó a estos autores que habían sido amigos y habían compartido ideas políticas (mostraron su admiración por la Revolución cubana de 1959). Las trayectorias literarias de cada uno discurrirán por caminos personales a partir de entonces.

    Esta es la valoración que hacía sobre el boom Julio Cortázar, uno de sus más destacados autores, en una entrevista de 1977:

     

    Para ampliar información sobre el boom podéis consultar este especial que el diario El País publicó en noviembre pasado con motivo de su cincuenta aniversario. Ahí encontraréis informaciones, estudios, valoraciones y lecturas sobre esos estupendos novelistas.

    lunes, 6 de mayo de 2013

    BORGES NOS PRESENTA A CORTÁZAR

    Jorge Luis Borges nos cuenta cómo era el escritor argentino Julio Cortázar en el prólogo a la edición que preparó de sus Cuentos. Una estupenda presentación  en la que nos refiere cómo se publicó su primer cuento, Casa tomada, y en la que nos muestra apuntes reveladores del mundo de Cortázar, de sus personajes y de su estilo.
    Ambos autores se profesaron mutua admiración: para Cortázar el choque que le produjo la escritura de Borges fue sin duda el más grande que recibió de ningún otro autor; el testimonio de Borges lo podemos leer a continuación.

    Hacia mil novecientos cuarenta y tantos, yo era secretario de redacción de una revista literaria, más o menos secreta. Una tarde, una tarde como las otras, un muchacho muy alto, cuyos rasgos no puedo recobrar, me trajo un cuento manuscrito. Le dije que volviera a los diez días y que le daría mi parecer. Volvió a la semana. Le dije que su cuento me gustaba y que ya había sido entregado a la imprenta. Poco después, Julio Cortázar leyó en letras de molde Casa Tomada con dos ilustraciones a lápiz de Norah Borges. Pasaron los años y me confió una noche, en París, que ésa había sido su primera publicación. Me honra haber sido su instrumento.
       El tema de aquel cuento es la ocupación gradual de una casa por una invisible presencia. En ulteriores piezas Julio Cortázar lo retomaría de un modo más indirecto y por ende más eficaz.
       Cuando Dante Gabriel Rossetti leyó la novela Cumbres Borrascosas le escribió a un amigo: «La acción transcurre en el infierno, pero los lugares, no sé por qué, tienen nombres ingleses.»Algo análogo pasa con la obra de Cortázar. Los personajes de la fábula son deliberadamente triviales. Los rige una rutina de casuales amores y de casuales discordias. Se mueven entre cosas triviales: marcas de cigarrillo, vidrieras, mostradores, whisky, farmacias, aeropuertos y andenes. Se resignan a los periódicos y a la radio. La topografía corresponde a Buenos Aires o a París y podemos creer al principio que se trata de meras crónicas. Poco a poco sentimos que no es así. Muy sutilmente el narrador nos ha atraído a su terrible mundo, en que la dicha es imposible. Es un mundo poroso, en el que se entretejen los seres; la conciencia de un hombre puede entrar en la de un animal o la de un animal en un hombre. También se juega con la materia de la que estamos hechos, el tiempo. En algunos relatos fluyen y se confunden dos series temporales.
       El estilo no parece cuidado, pero cada palabra ha sido elegida. Nadie puede contar el argumento de un texto de Cortázar; cada texto consta de determinadas palabras en un determinado orden. Si tratamos de resumirlo verificamos que algo precioso se ha perdido.

    [Joge Luis Borges, prólogo a la edición de Cuentos de Julio Cortázar, Hyspamérica ediciones] 

    En este enlace os presento una  selección de cinco cuentos de Julio Cortázar, entre ellos el mencionado Casa tomada. Completan esta breve antología cuatro piezas magistrales de Cortázar: Continuidad de los parques (o la superposición de realidad y ficción), La noche boca arriba (donde juega con el tiempo admirablemente), No se culpe a nadie (en el que el terror irrumpe en lo cotidiano) y La isla a mediodía (en el que vuelve a mezclar realidad y ficción). Espero que sean una buena manera de entrar en ese mundo tan particular de sus cuentos, verdaderas joyas a las que el autor comparó con la esfera: «[el cuento] es algo que tiene un ciclo perfecto e implacable; algo que empieza y termina satisfactoriamente como la esfera en que ninguna molécula puede estar fuera de sus límites precisos».
     

    jueves, 2 de mayo de 2013

    EL UNIVERSO DE BORGES

    El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número idefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercado por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono, se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente.
    (Jorge Luis Borges, La Biblioteca de Babel)
    El argentino Jorge Luis Borges es un autor imprescindible dentro de la literatura en castellano del siglo XX. Creador de una voz personal, su literatura continúa estimulando hoy a sus lectores así como a muchos autores que siguen su magisterio.
    Borges, a quien ya estudiamos como poeta ultraísta en la segunda década del siglo XX, es quien inicia la renovación estética del género del cuento a partir de los años cuarenta y uno de sus grandes autores. Su interés por la literatura fantástica, por las literaturas germánicas y por la filosofía son coetáneos a los libros de relatos breves que empieza a publicar en esos años. Después de Historia universal de la infamia (1935), sus libros de cuentos El jardín de senderos que se bifurcan (1941), Artificios (1944) -estos dos recogidos en Ficciones (1944)-, y El Aleph (1949) son las obras que lo encumbran como maestro del cuento. Posteriormente, El hacedor (1960, que incluye también poemas y ensayos), El informe de Brodie (1970) y El libro de arena (1975) certifican ese estatus privilegiado.
    Entre sus temas predilectos, siempre de origen filosófico, destacan el carácter ilusorio de la realidad, que se confunde con la ficción; el misterio de la identidad (desarrollado en los motivos del doble, el sueño o la reencarnación), el mundo como laberinto indescifrable y el tiempo (la muerte, el destino, la eternidad, la concepción circular del tiempo, el infinito).
    En sus relatos elabora un mundo personal, con imágenes propias, con símbolos que adquieren diversos significados según el contexto en que los emplea y con estructuras a su vez también simbólicas. Entre los símbolos destacan los espejos, el laberinto, las bibliotecas o los tigres. Entre las estructuras más gratas a Borges están las construcciones basadas en las simetrías, las correspondencias y los equilibrios. La concepción circular del tiempo y los desenlaces sorprendentes serán rasgos característicos de muchos de sus cuentos. El estilo de Borges está marcado por una sutil ironía y por la concisión expresiva. De él dijo Cortázar: «la gran lección de Borges no fue una lección temática, ni de contenidos, ni de mecánicas. Fue una lección de escritura. La actitud de un hombre que, frente a cada frase, ha pensado cuidadosamente, no qué adjetivo ponía, sino qué adjetivo sacaba».
    Fue un escritor provisto de una gran cultura que abarcaba desde la literatura anglosajona (Poe y James y Lovecraft) a la filosofía (la oriental o la de Leibniz o la de Spinoza), desde la literatura porteña a las distintas mitologías (grecolatina o nórdica). El personal manejo del autor de sus múltiples lecturas, capaz de entremezclar en un relato referencias muy diversas entre sí, hace que el lector se sitúe ante un universo sorprendente, un universo preñado de lecturas, como una biblioteca.

    Como presentación al universo de Borges un texto que escribió sobre sí mismo y una selección de cuentos. El texto pertenece a El hacedor y se titula «Borges y yo». Además de reflexionar sobre la propia identidad, nos ofrece un muestrario de sus preocupaciones y de sus gustos literarios y filosóficos, así como una profunda meditación sobre el arte y la vida. [Podéis escuchar el texto en la voz del propio autor en este enlace de Palabra Virtual Borges y yo de Jorge Luis Borges por Jorge Luis Borges].

    BORGES Y YO
    Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Seria exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro.
    Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.

    No sé cuál de los dos escribe esta página.

    La selección de cuentos es personal: he elegido solo cinco, como invitación a un universo rico como el de Borges, siempre personal, atractivo, sugerente y sorprendente. Espero que os gusten estos relatos (Las ruinas circulares, La casa de Asterión, Emma Zunz, El Aleph, La intrusa) y os abran las puertas a otros cuentos de Borges.